Skip to main content

Ese baile que todos admiramos, que querríamos llegar a bailar, pero nos parece tan….inalcanzable….EL TANGO.

Pero no es SOLO un precioso baile, varios estudios han demostrado ya su utilidad para restablecer el equilibrio tanto físico (por ejemplo en enfermedad de Parkinson), como emocional.

Fabiana Basso, nuestra coach nutricional, Coach Social, Licenciada en Educación Física y BAILARINA PROFESIONAL de TANGO nos cuenta desde su perspectiva, de qué manera conecta el tango con las emociones y la corporalidad.

El tango es un activador corporal y emocional, como una especie de lupa de las relaciones interpersonales. El simple hecho de abrazarse (indispensable en el tango) produce un estado de equilibrio físico y emocional que mejora la calidad de vida. Aunque en principio puede parecer una simpleza, se trata de sentir y expresar emociones que en muchos casos se hallan detrás de barreras impuestas por la timidez o los prejuicios y que bailando tango se desmoronan rápidamente.

Solo puede bailarse aceptablemente tango manteniendo un exquisito equilibrio, tanto en relación con uno mismo y su centro, como con el centro de la persona con la que estemos bailando. Me atrevo a decir que, después del baile clásico, el tango es el más exigente ejercicio de equilibrio que se conoce. El nivel común de equilibrio no es suficiente. Hay que aprenderlo. Exige tiempo, pero nos conduce a un grado superior de dominio de la corporalidad de uno mismo y con el otro. Algo realmente distinto.

El tango requiere de un proceso de aprendizaje de múltiples pasos de construcción de complejidad creciente. Por ello, bailar tango reclama atención, concentración, estrategia espacial en la sala de baile compartida con las otras parejas, y a menudo conduce al encendido de los más bellos  circuitos cerebrales armonizadores de las emociones.

En suma, el tango necesita de la puesta en marcha de prácticamente toda la mente, todo el cuerpo y la toma de conciencia de las emociones que nos embargan.

El elemento indispensable del tango argentino es la improvisación. Nos dirige de esta manera hacia una libertad creativa a partir de sensaciones y emociones recíprocas entre los bailarines, convirtiéndose en una forma de expresión muy personal, muy variada y muy rica en sus manifestaciones.

Como técnica propiamente dicha, proporciona una mejor conciencia del cuerpo,  un aumento de la flexibilidad, de la coordinación del movimiento y de la capacidad de concentración y memoria corporal.

Como actividad creativa y artística, produce en la persona una apertura  hacia una sensibilidad musical, sensualidad  y seducción expresiva que puede incrementar un mejor conocimiento de sí mismo. Como danza que se baila entre dos que “se escuchan, se sienten y se entienden en el momento presente”, proporciona un medio de conocimiento y reflexión sobre uno mismo y sobre la  forma en que las personas nos interrelacionamos.

Fabiana Basso

-Coach social y nutricional en Centro Médico N@W (Nutrition and Wellness)

-Licenciada en Educación Física en el Instituto Nacional de Educación Física – Buenos Aires Argentina

-Bailarina profesional de Tango argentino en París (Francia) .Imparte cursos y espectáculos por diversos países de Europa, Asia y África.