Skip to main content

Estoy feliz, he bajado peso, ha sido duro, pero ha merecido la pena, me siento mucho mejor, mis analíticas están perfectas…y además todo el mundo me ve mucho más joven y guap@.

…así que…ahora…A DISFRUTAR…….

Me pongo a comer todo eso que me habían “prohibido”, vuelvo a las cantidades de antes de estar “a dieta”, dejo de pesarme con asiduidad….en 1 mes he cogido 1 kg…bueno, eso no tiene ninguna importancia….¡vaya!, una despedida de soltera y 2 cumpleaños!….otro kg…NO ES GRAVE….puedo corregirlo en cuanto me ponga….VERAAAANOOOOO!!!!! YUPIIIII!!!!! Voy a tomar más cervecitas, el aperitivo…y esos helados…pero bueno…como paseo por la playa, pues lo compensaré…..Otros 2 kg a la vuelta….Ya me pongo a ello…PLANES PARA ESTE SEPTIEMBRE: VOLVER A CONTROLARME…..pasan los meses…llega la Navidad…y en Enero me encuentro con ¡¡¡¡¡¡¡ 10 kg más que cuando acabé mi dieta !!!!!!!….que desastre…¡claro, esto es el efecto YO-YO!….¿para qué me voy a poner otra vez a dieta…si se que luego lo voy a volver a coger ???

No sé si alguien se siente identificado con este proceso, pero refleja testimonios de muchos de mis pacientes, algunos de los cuales he tenido la suerte de que me volvieran a “elegir” para quitarse sus kg de más tras haber vuelto a engordar tras una exitosa bajada de peso.

Hagamos varias puntualizaciones.

¿Por qué se produce el efecto yo-yo?

Esto es matemática pura. El gasto metabólico basal (el gasto de un cuerpo en reposo) de una persona depende de su composición corporal (asumiendo que no hay ninguna enfermedad) : tanto de su peso total, como en un porcentaje mucho mayor, de la cantidad de músculo que tiene (por eso, si un hombre y una mujer se ponen a la vez a hacer la misma dieta y partiendo del mismo peso, lo más probable es que el hombre baje más peso y más deprisa, ya que suelen tener más kg de músculo, y por tanto un metabolismo basal más acelerado).

Al bajar 10 kg kg con la dieta, incluso aunque se haya mantenido una gran parte de la masa muscular, el metabolismo HABRÁ DESCENDIDO ALGO. Eso significa que, si volvemos a comer, igual que cuando pesábamos esos 10 kg más, estaremos sobrealimentando a nuestro organismo (salvo que empezásemos a hacer mucha más actividad física que la que hacíamos cuando estábamos a dieta….lo cual es bastante IMPROBABLE), y, por tanto, volveremos al peso previo con gran facilidad.

¿Esto quiere decir que me tengo que pasar el resto de mi vida “a dieta” si no quiero volver a engordar? POR SUPUESTO QUE NO. Pero del NADA al TODO hay un enorme recorrido intermedio.

La fase de mantenimiento exige una planificación, una introducción progresiva de alimentos, una mayor distancia entre las visitas que se van haciendo al nutricionista, un control de la evolución del peso por parte del paciente, UNA RESPONSABILIZACIÓN, un TOMAR LAS RIENDAS de nuestra alimentación, gracias a los conocimientos que se han ido adquiriendo, un CONOCER TU CUERPO….ir comprobando cómo las distintas estrategias de alimentación y ejercicio van influyendo, y cómo yo, puedo ir AJUSTÁNDOLAS para seguir DISFRUTANDO DE LA VIDA, INCLUIDO EL PLACER DE COMER, EN SU JUSTA MEDIDA, y seguir MANTENIENDO ese excelente estado de SALUD FÍSICA Y BIENESTAR PSICOLÓGICO que había conseguido al haber logrado los objetivos de peso.